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ARTÍCULOS
Fuente consultada: www.cianweb.com/venezuela/caracas/historia.htm Caracas hace 50 años apenas llegaba a los 700.000 habitantes. El acontecimiento de llegar al millón de pobladores en 1953 mereció el estruendo de una enorme placa en el Centro Simón Bolívar. De ahí en adelante, el aumento se hizo habitual: dos millones en 1971, tres millones en 1991 y, con cierta fatiga, nos aproximamos a los cuatro millones y medio. Más que las cifras, el testimonio visual de Altamira proclama el vuelco. Su nombre de resonancia llanera (recuérdese la finca de Santos Luzardo) reflejaba el suelo de hierbas y arbustos donde se fundaba la urbanización. Y el parangón que se hacía del obelisco con su similar de Luxor en la plaza de La Concordia de París invocaba la esperanza de convertir a Caracas en metrópoli, tal como vemos ahora el lugar, finamente diseñado entre altas edificaciones. Hasta la plaza se llama Francia. Fue el Presidente Antonio Guzmán Blanco quien, a partir de 1870, interrumpió el secular bostezo urbanístico de Caracas. Y lo hizo a fuerzas de piquetas y desalojos, pero con sentido renovador. Convirtió la iglesia de La Trinidad en el panteón de los héroes. Desalojó a las monjas de la Concepción de su convento, que fue derribado y en su lugar construido el Palacio Legislativo. Derribó el oratorio de San Felipe Neri y erigió allí el flamante teatro Guzmán Blanco. Desalojó a los franciscanos de su convento y lo transformó en el paraninfo de la Universidad y el Museo Nacional. Construyó el paseo de El Calvario, e1 templo masónico, puentes, calles, bulevares. El Panteón fue remodelado por el catalán Manuel Mujica Millán, y el Capitolio sigue con sus líneas de 1872. En el valle que mide 25 km. de Este a 0este (Catia a Petare) y 4 km de Norte a Sur (del Ávila al Guaire), la ciudad apenas ocupó un trozo durante más de tres siglos desde su fundación el 25 de julio de 1567. Es después de 1870 cuando las barriadas empiezan a desbordar el Calvario para dirigirse hacia Catia, saltar el Guaire para poblar lo que hoy es el Prado de María, y cruzar el Anauco para ir formando pequeños islotes bien separados entre sí en Sarría, Sabana Grande, Chacao, Los Palos Grandes. En otras palabras, el original casco se transformó de raíz y la ciudad avanzó moviéndose en todas direcciones. Superada la cuadrícula trazada por los españoles, lo que hoy domina es el enjambre irregular de las altas construcciones. Inmensos edificios, cual espejos de Manhattan y Sáo Paulo, de Los Ángeles y México, configuran la gran metrópoli. A un costado de la avenida Bolívar, construida en los años 50, se levantó en los años 70 un descomunal complejo de edificios al que se le dio el nombre de Parque Central. Sus dos torres son las más altas de Caracas, su concentración humana es también la más densa, y sus apartamentos familiares fueron en un momento los más baratos. Con el tiempo, aquí se mudaron varios ministerios y abrieron sus puertas varios museos (Maccsi, Teclados y de los Niños), salas de cine y teatro, restaurantes y, por supuesto, muchísimos locales comerciales. Cerca, las estaciones del Metro de Parque Carabobo y Bellas Artes, ayudan a la circulación de buena parte de su población flotante en las horas pico. Y un largo paseo peatonal, el Parque Vargas, aún en pañales, conectará el paseo del Calvario con el parque Los Caobos, para alegría de niños y trotadores. |
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