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             Venezuela, Marzo 28 de 2024
   






    
BIOGRAFIAS
ROJAS ESPAILLAT, JOSÉ MARÍA (1828-1907)  

Página 29   


Fuente consultada:
www.venezuelatuya.com/biografias/jose_maria_rojas_espaillat.htm

Abogado, escritor y diplomático venezolano, conocido también como el marqués de Rojas Fueron sus padres los dominicanos José María Rojas Ramos y Dolores Espaillat. Entre sus hermanos figuró el sabio Arístides Rojas. A partir de 1840 estudia, junto con su hermano Arístides, en el colegio Independencia de Caracas, regentado por Feliciano Montenegro y Colón, siendo en este plante condiscípulo de Antonio Guzmán Blanco, con quien termina estableciendo lazos de amistad. Luego estudia derecho en la Universidad Central de Venezuela donde se gradúa el 3 de octubre de 1852. Después de graduado, se dedica al libre ejercicio de su profesión y retoma, junto con su hermano Arístides, la dirección del Almacén Rojas tras la muerte de su padre en 1855. Entre los estatutos de esta firma comercial, le estaba prohibido a sus socios-accionistas participar en asuntos políticos. No obstante, a pesar de dichos estatutos José María Rojas ayudó a financiar la conspiración de José Tadeo Monagas contra la presidencia de la República del general Julián Castro (marzo 1858). Cónsul de Chile en Venezuela en los primeros años de la década de 1860, declinó el ofrecimiento que se le hizo de desempeñar la Cartera de Hacienda (1862).

Cuñado de Henry Lord Boulton, dirigió, entre 1857 y 1870, la sucursal caraqueña de la firma H.L. Boulton & Co. En 1863, acompañó a Antonio Guzmán Blanco en su misión a Europa con el fin de negociar el empréstito de 1.500.000 libras esterlinas conocido como el Empréstito de la Federación. En mayo de 1873, fue enviado por Guzmán Blanco a España como ministro plenipotenciario de Venezuela, ocupando luego igual cargo en París en 1874 y en La Haya en 1875. En este último año, editó en París, en colaboración con su hermano Arístides, la Biblioteca de escritores venezolanos contemporáneos, importante compendio de las letras venezolanas desde sus orígenes hasta la segunda mitad del siglo XIX. Desde 1876 hasta 1883, salvo en el interregno del gobierno del presidente Francisco Linares Alcántara (1877-1878), sirvió como ministro plenipotenciario y agente fiscal de Venezuela en Londres. En 1881, el papa León XIII le concedió el, título pontificio de marqués. La actuación de Rojas en Europa fue objeto de múltiples controversias. En este sentido, tuvo que enfrentarse con la inflexibilidad de la diplomacia inglesa con relación a los límites con Guayana Británica y con la revisión del Tratado de Paz, Comercio y Navegación, que se había firmado originalmente en 1825, en época de la Gran Colombia. Sin embargo, pese a estas dificultades, Rojas logró un ajuste de la deuda externa con los accionistas ingleses y fue uno de los negociadores del contrato del ferrocarril inglés Caracas-La Guaira. Asimismo, tanto en España como en Francia, expuso la necesidad de un tratado de reciprocidad sobre el comercio de productos naturales de Venezuela con esos países.

Quizás el tratado suscrito por Rojas que mayor oposición encontró en Venezuela, pese a la defensa que del mismo hiciera Guzmán Blanco, fue el Protocolo Rojas-Pereire (1879), el cual tuvo que ser anulado ya que se argumentaba que el consorcio francés que operaría en Venezuela bajo los términos de este tratado tendría tanto poder como la antigua Compañía Guipuzcoana. Miembro fundador de la Academia Venezolana de la Lengua en 1883, Rojas criticó desde Europa e discutido discurso oficial que pronunció Guzmán Blanco en la sesión inaugural de la Academia. Al mismo tiempo, Rojas publicó un libro sobre Simón Bolívar en el que planteaba la necesidad de que Antonio Leocadio Guzmán aclarase la misión cumplida en 1826 en el Perú ante el Libertador. La polémica suscitada por las críticas de Rojas al discurso de Guzmán Blanco, así como por las insinuaciones de su libro sobre Bolívar, causaron la ruptura de su amistad con el Ilustre Americano. Tras renunciar a todos sus cargos diplomáticos, Rojas permaneció en Europa, residenciado en París, donde le dedicó los últimos años de su vida a actividades culturales. Por un tiempo su casa en París se convirtió en el centro de reunión de intelectuales.


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